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Poesía griega

ANACREÓNTICA 8

      XV 

A UNA PALOMA

 

Paloma encantadora, ¿de dónde, de dónde vuelas? ¿De dónde por el aire apresurada destilas tanto olor de esencias?

¿Cuál es el nombre de tu dueño y a quién sirves?

“Anacreonte me ha enviado ante un niño, ante Batilo, que ya es de todos amo y soberano. A Anacreonte me vendió Afrodita al precio de un himno de contados versos, de Anacreonte sólo servidora soy.

Y ahora ¡qué cartas suyas conmigo llevo! Promete él de inmediato dejarme libre, pero esclava a su lado seguiré, así me suelte. Pues, ¿a qué habré de volar por montes y por campos, posarme en la arboleda, picoteando cualquier fruto silvestre?

Ahora como pan que de las manos arrebato del propio Anacreonte, me da de beber el vino con que brinda, y con sólo beber me entregaré a sus ritmos, y a mi amo… velaré con mis alas. Echada duermo luego sobre su lira misma.”

 

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