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Poesía griega

ANACREÓNTICA 5

    XXV

A LA GOLONDRINA

 

Tú, golondrina amiga, que cada año llegas, con el calor anidas y con los fríos te vas sobre el Nilo o sobre Menfis.

Amor sin tregua en cambio en mi corazón su nido teje. De sus crías la una aletea, la otra tiene el cascarón a punto, y a medio nacer ya alguna está. Y de continuo brota algarabía de esta nidada, con sus picos siempre abiertos. A minúsculos Amores los nutren los adultos. Y crecidos, a su vez, al punto paren otros.

¿A qué remedio acuda? Pues las fuerzas no me alcanzan para pregonar de Amores tal ejército.

ANACREÓNTICA 7

ANACREÓNTICA 7

 Rosas rosadas y amarillas, 1880,  Henri Fantin-Latour, Trust de Museos de York

XIX

 

ODA SOBRE AMOR

 

Las Musas a Eros ataron con guirnaldas y a la Belleza lo dieron de regalo.

Y ahora redimirlo pretende Citerea, a cambio de un rescate. Por más sin embargo que se quiera liberarlo Eros no parte y permanece allí: que en tal servidumbre está bien adoctrinado.

 

ANACREÓNTICA 8

      XV 

A UNA PALOMA

 

Paloma encantadora, ¿de dónde, de dónde vuelas? ¿De dónde por el aire apresurada destilas tanto olor de esencias?

¿Cuál es el nombre de tu dueño y a quién sirves?

“Anacreonte me ha enviado ante un niño, ante Batilo, que ya es de todos amo y soberano. A Anacreonte me vendió Afrodita al precio de un himno de contados versos, de Anacreonte sólo servidora soy.

Y ahora ¡qué cartas suyas conmigo llevo! Promete él de inmediato dejarme libre, pero esclava a su lado seguiré, así me suelte. Pues, ¿a qué habré de volar por montes y por campos, posarme en la arboleda, picoteando cualquier fruto silvestre?

Ahora como pan que de las manos arrebato del propio Anacreonte, me da de beber el vino con que brinda, y con sólo beber me entregaré a sus ritmos, y a mi amo… velaré con mis alas. Echada duermo luego sobre su lira misma.”

 

ANACREÓNTICA 9

    XIII 

SOBRE EROS

 

Quiero, quiero amar.

A amar me invitó Eros. Por falta de cordura no supe hacerle caso. Y él, tomando al punto el arco y la dorada aljaba, desafióme en duelo.

Yo eché sobre mis hombros, como Aquiles, la loriga, tomé lanzas y escudo y con Eros batallé. Me arrojaba dardos, yo los esquivaba y, al tiempo de agotarse su arsenal, en cólera estalló. Luego al instante sirvióse de sí mismo como flecha, me traspasó por medio el corazón y dejóme quebrantado.

Y en vano escudo llevo, pues ¿a qué por fuera protegerme estando ya la guerra en mi interior?

 

ANACREÓNTICA 10

 Anacreónticas, CSIC, Madrid, 1981. (Trad. Máximo Brioso Sánchez).

VI

 

SOBRE AMOR

 

Mientras tejía cierta vez una guirnalda hallé entre las rosas al Amor, y de las alas tomándolo en el vino lo arrojé. Me lo bebí y ahora siento comezón de sus alas por dentro de mi cuerpo.

 

 

MIMNERMO DE COLOFÓN (630 A.C.)

Poesía lírica griega. VV.AA., Alianza Editorial, Madrid, 1993

1 (1 D)

¿Qué vida, qué placer hay al margen de la áurea Afrodita?

Morirme quisiera cuando ya no me importen

el furtivo amorío y sus dulces presentes y el lecho,

las seductoras flores que da la juventud

a hombres y mujeres. Pues más tarde acude penosa

la vejez, que a un tiempo feo y débil deja al hombre.

De continuo agobian su mente tristes presentimientos

y no disfruta ya al contemplar los rayos del sol,

entonces es odioso a los niños, y despreciable a las mujeres.

¡Tan horrible implantó la divinidad la vejez!

TEOGNIS DE MÉGARA

 Poesía lírica griega. VV.AA., Alianza Editorial, Madrid, 1993

(1063-1070)

Siendo joven se puede dormir junto a alguien coetáneo

la noche entera, colmando el deseo de amorosos abrazos;

se puede en el banquete cantar al compás del flautista.

Ninguna cosa es más placentera que esto para hombres

y mujeres. ¿Y qué me importan a mí el honor y el dinero?

El placer que acompaña un ánimo alegre a todo supera.

Insensatos y necios los hombres que lloran a los muertos

y no a la flor de la juventud que se va marchitando.

 

SAFO DE MITILENE (600 A.C.)

SAFO DE MITILENE (600 A.C.)

El jardín de rosas, 1877,Carl Frederick Aagaard, Colección privada

Poesía lírica griega. VV.AA., Alianza Editorial, Madrid, 1993 (Trad. Carlos García Gual)

31 (128 d)

Novio feliz, ya tienes boda, que al cielo pedías.

Se cumplió, ya tienes la doncella, que al cielo pedías.

-Gracioso es tu rostro, y tus ojos de miel, novia,

y en tu cara seductora se ha derramado la gracia de amor.

-Y a ti, joven, te ha honrado más que a nadie Afrodita.

-Sé feliz, joven novia, sé feliz, digno novio, mil veces.